EL BLOG DE DAMIÁN GALERÓN EN ADORACIÓN Y LIBERACIÓN: Separatismo jesuita

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Damián Galerón

 

A raíz de la noticia relativa a que Antonio J. España Sánchez, Provincial de España de los jesuitas, acaba de enviar a sus subordinados una circular para instruirles sobre cómo deben tratar la cosa catalana ahora que se celebra el juicio por el golpe de Estado; concepto éste, por cierto, que, muy significativamente, no aparece ni una sola vez, porque, según se deduce de las palabras del alto mando jesuita, lo que se va a juzgar en los próximos meses es un extraño delito, tan extraño que ni siquiera aparece en el Código Penal: el procés; quisiera decir lo siguiente:

 

Estudié con ellos y conocí a sacerdotes jesuitas verdaderamente santos; pero cuando a partir de la década de los 60 fueron infiltrados por jesuitas marxistas, ateos y homosexuales, arrinconaron y dejaron morirse a estos pocos santos que había entre ellos.

 

Vi el surgimiento del grupo terrorista ETA apoyado por esta panda de jesuitas marxistas que estaban detrás del terrorismo, y que ahora, son quienes apoyan (junto con alguna otra orden religiosa), el independentismo vasco y catalán.

 

Lamento sinceramente que, el Papa Juan Pablo II, tal como lo tenía previsto, finalmente no clausuró la Compañía de Jesús; de haberlo hecho, hubiera sido una verdadera bendición para la Iglesia, porque nos hubiéramos ahorrado el desastre de la Iglesia actual en manos de jesuitas marxistas. Adjunto un artículo del periodista Jesús Laín, que lo firmo como si fuera mío.

 

 

Antonio J. España Sánchez, Superior de los Jesuitas en España

 

 

 

 

La verdad es que casi no merece la pena prestarle atención por aburrido. Y por previsible, pues no es otra cosa que una nueva dosis de esa peste eclesiástica que los españoles llevamos padeciendo desde hace demasiado tiempo. Porque, habiendo soportado durante tantas décadas las canalladas del obisparra Setién y similares, tan infinitamente comprensivos con los criminales etarras como infinitamente inhumanos con las víctimas, cualquier otra cosa parece una tontería.

El caso es que Antonio J. España Sánchez, Provincial de España de los jesuitas, acaba de enviar a sus subordinados una circular para instruirles sobre cómo deben tratar la cosa catalana ahora que se avecina el juicio por el golpe de Estado; concepto éste, por cierto, que, muy significativamente, no aparece ni una sola vez. Porque, según se deduce de las palabras del alto mando jesuita, lo que se va a juzgar en los próximos meses es un extraño delito, tan extraño que ni siquiera aparece en el Código Penal: el procés.
El Provincial explica con amables palabras su intención de colaborar en “suavizar los ánimos y reducir la crispación”, motivo por el que comienza criticando la excesiva duración de la prisión preventiva de los encausados. Por lo visto, el sufrimiento de millones de catalanes, cuyos más elementales derechos lingüísticos y políticos llevan siendo pisoteados durante un tiempo algo mayor –unas cuantas décadas–, no merece ser tenido en cuenta.

Por otro lado, invita a sus colegas, presentes en un amplio número de instituciones, a ser “muy cuidadosos con el uso del lenguaje”. Efectivamente, desde el mismo título se nota la cuidada selección de los términos, pues a la amenaza de ruptura de la nación la llama “cuestión territorial”, como si de lo que se estuviese tratando fuese de una delimitación de fincas. Pero no se trata de fincas, no, sino de personas, pues son las personas las que habrían de sufrir, tanto en Cataluña como en toda España, las inmensas consecuencias políticas, económicas, jurídicas, internacionales, militares, morales, laborales y familiares que comportaría la destrucción de una comunidad humana forjada a lo largo de dos milenios. Obediente, sin embargo, a las directrices separatistas, el Provincial de los jesuitas no menciona ni una sola vez la palabra prohibida cuando se trata de España: nación. Pues, como pretenden demostrar cada día con sus ridículos contorsionismos palabreros, España no es más que un Estado y un territorio. Las naciones son las que los separatistas decidan: cualquier feudo, cualquier tribu, cualquier alucinación, pero nunca España.

Continuando con el “cuidadoso uso del lenguaje”, señala varios términos, entre ellos los de “presos políticos” y “políticos presos”, para señalar el peligro de suscitar con ellos “una lógica de buenos y malos”. Pero aquí no se está hablando de una película de buenos y malos, sino de dilucidar las responsabilidades penales, o su inexistencia, de unas personas contra las que se han presentado querellas por haber vulnerado varios artículos del Código Penal. No se trata de determinar quiénes son buenos y quiénes malos, sino quiénes han delinquido y quiénes no.

La palabra más repetida en la circular es “reconciliación”, exactamente doce veces, y con ella teje su argumento central, el de que los jesuitas han de ser agentes de reconciliación, de la no violencia y de la paz, pues su misión es la de crear una sociedad más justa, más fraterna y más evangélica.

Repugnante equidistancia, una vez más, la de estos hombres de iglesia que pretenden ubicarse tan lejos de los delincuentes como de los defensores de la ley, al igual que hicieron durante largas décadas con los asesinos y los asesinados. Aunque ni siquiera adoptaron una posición de equidistancia. Muy al contrario, sin su impagable contribución, ni ETA habría nacido, ni habría podido disfrutar del margen de maniobra que le facilitaron sus cómplices con sotana, ni habría contado con la legitimización emanada de los púlpitos.

Y ahora, llenándose la boca con palabras de paz, justicia y reconciliación, olvidan voluntariamente que quienes llevan muchas décadas sembrando en Cataluña la violencia, la injusticia y el enfrentamiento son los separatistas, ayudados, una vez más, por unos religiosos catalanes alejados de su labor evangélica y dedicados a tareas políticas más propias de regímenes totalitarios que de sociedades democráticas civilizadas.

¿Quiénes llevan décadas sembrando mentiras y agitando el odio contra sus opositores en todos los ámbitos de la sociedad? ¿Unos y otros o sólo unos? ¿Quiénes llevan décadas utilizando partidistamente los medios de comunicación públicos para envenenar a la gente? ¿Unos y otros o sólo unos? ¿Quiénes llevan décadas abusando de los niños para lavarles el cerebro desde parvulitos? ¿Unos y otros o sólo unos? ¿Quiénes acosan, abuchean, insultan, escupen, incendian, amenazan, golpean y persiguen a quienes no comulgan con sus ruedas de molino? ¿Unos y otros o sólo unos? ¿Quiénes han creado el caldo de cultivo necesario para arriesgarse al escalón final del golpe de Estado? ¿Unos y otros o sólo unos?

Unos se han dedicado durante cuatro décadas a apilar dinamita, con diabólica tenacidad, para hacer saltar por los aires la convivencia nacional cuando llegase el momento que creyesen oportuno. Y cuando finalmente ha llegado ese momento y han prendido fuego a la mecha, algunos hombres de Dios pretenden permanecer equidistantes entre los dinamiteros y las víctimas de la explosión.

“Conozco tus palabras y que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente; mas porque eres tibio, y no eres caliente ni frío, estoy para vomitarte de mi boca!” (Apocalipsis, 3,15-16).

 

 

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14 comentarios
  1. alma says

    Soy ciudadano catalán desde hace 35 años y hasta los 18 años viví en Pamplona , me eduque en un colegio religioso y puedo decir que en los años 70 , no solo los jesuitas, sino que también otras órdenes religiosas apoyaban el independentismo violento de ETA .Yo aprendí a olvidarlos pero la historia me sigue y lo que viví en mi adolescencia vuelvo a vivirlo también en Catalunya. Este nazionalismo es igual de excluyente y lleva camino de volverse igual de violento. Para mí es obra del mismísimo Satanás, como si no; explicar que más de un 50% de los votantes independentistas son descendientes en primera generación de extremeños,aragoneses, andaluces y gallegos ,además de valencianos y de las islas Baleares?.Es un problema demoníaco, es como si todo un pueblo estuviese endemoniado y ya sabemos que uno de los signos de Satanás es la division.

  2. alma says

    Soy ciudadano catalán desde hace 35 años y hasta los 18 años viví en Pamplona , me eduque en un colegio religioso y puedo decir que en los años 70 , no solo los jesuitas, sino que también otras órdenes religiosas apoyaban el independentismo violento de ETA .Yo aprendí a olvidarlos pero la historia me sigue y lo que viví en mi adolescencia vuelvo a vivirlo también en Catalunya. Este nazionalismo es igual de excluyente y lleva camino de volverse igual de violento. Para mí es obra del mismísimo Satanás, como si no; explicar que más de un 50% de los votantes independentistas son descendientes en primera generación de extremeños,aragoneses, andaluces y gallegos ,además de valencianos y de las islas Baleares?.Es un problema demoníaco, es como si todo un pueblo estuviese endemoniado y ya sabemos que uno de los signos de Satanás es la division.

    1. adoracionyliberacion says

      Gran testimonio. Alma.

  3. Rafael says

    ¿qué se puede esperar de este ignorante que no sabe la diferencia entre estado y nación?

    Al diccionario!!! Lo que me extrsña es que se denomine (o sienta que es) “superior”, porque ese concepto no es “democratico”.
    Ah!sí, es “provincial”, pero no escribiría una carta así si no se sintiera “superior”

    Así va la Compañía. …

    1. adoracionyliberacion says

      Buenísimo

  4. Damian says

    La mayor parte de los independentistas, tanto catalanes como vascos, en el 70 % son descendientes de andaluces, extremos y gallegos. Esa primera generación, son ideológicamente radicales y de un fanatismo visceral que no atienden a razones ni a diálogos. En realidad responde a un complejo que tienen respecto a los autóctonos y debido a este complejo, intentan demostrar que son más nacionalistas que los nacidos en esas dos regiones de España. He nacido en el país vasco, y sé muy bien de lo que hablo.

    Ahora bien, no conviene olvidar que el cultivo de todo el odio y rencor nacionalista del país vasco y catalán, hay que buscarlo dentro de las parroquias, sacristías, conventos y órdenes religiosas de esas dos iglesias nacionalistas.

    1. adoracionyliberacion says

      Así es Damian

  5. Belzunegui says

    Chesterton decía que quienes no creen en Dios, no es que no crean en nada, es que creen en cualquier cosa, como en el procés, para instalar el paraíso en la tierra, un paraíso imposible, como todas las ideologías intra mundanas, cada día más caducas. Los jesuitas siguen cavando su propia tumba y lo saben, pero quieren morir matando, matando a toda la Iglesia Católica, pues a saber quien era Jesucristo.

    1. Echenique says

      Corruptio óptimi, péssima.

  6. Echenique says

    Odian a España porque España ha llevado la Fe Católica por todo el mundo y eso, para quien ha dejado de creer, por muy jesuita que se llame, es imperdonable. España, a mi juicio, es imposible de entender sin los proyectos comunes de la Reconquista y el Nuevo Mundo Ahora ya no hay un proyecto común y prevalecen las fuerzas disgregadoras, los egoísmos autonómicos insolidarios. ¿ No os parece ?

    1. adoracionyliberacion says

      Así es

  7. Damián says

    Echenique, es cierto lo que dices, pero no existe otra explicación.

  8. Belzunegui says

    Por cierto ¿ habrá que recordarles a algunos jesuítas, y en especial a su provincial, que su fundador, san Ignacio de Loyola, guipuzcoano súbdito de La Corona de Castilla, fue herido en Pamplona defendiendo la unión en La Corona de Navarra y Castilla frente a quienes pretendían su anexión por La Corona francesa ?

    1. adoracionyliberacion says

      No está de más. Aunque lo sabe. Lo tienen escondido. Como las campanadas.

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