LA PALABRA DE DIOS DEL DOMINGO: Primer domingo de Adviento

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NOTA DEL DIRECTOR: Es especialmente necesario para prepararnos desde ya como corresponde a un católico firme y fiel para la venida de Dios, en la Encarnación, y para su venida en Gloria y Majestad, en la Parusía, que entendamos y vivamos bien desde el primer día el regalo del Adviento en todo su sentido y bendición. Para ello les aconsejo encarecidamente la lectura y oración de este artículo de Juan Donnet, en Adoración y Liberación. Un artículo, sin duda, tocado por la Gracia. Dios les bendiga. VICENTE MONTESINOS

 

 

JUAN DONNET

 

 

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
1ra. Clase. Morado
(Comentario después de los textos y oraciones de la Misa)

 

 

 

 

INTROITO– Salm.24.1-4.- A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío; no sea avergonzado, ni se burlen de mí mis enemigos; pues cuantos en ti esperan, no quedarán confundidos. Salmo. Muéstrame, Señor, tus caminos, y enséñame tus sendas. y. Gloría al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.-

Introitus: Ps. xxiv: 1-3
Ad te levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído, non erubéscam neque inrídeant me inimíci mei: étenim univérsi qui te exspéctant, non confundéntur. [Ps. ibid.] Vias tuas Dómine demónstra mihi: semitas tuas édoce me. V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculorum. Amen.

 

COLECTA.- Despierta, Señor, tu potencia y ven; para que con tu protección merezcamos ser libres de los peligros que nos amenazan por nuestros pecados, y ser salvos con tu gracia. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. R/. Amén.

Collect:
Excita, quæsumus, Dómine, poténtiam tuam, et veni: ut ab imminéntibus peccatórum nostrórum perículis, te mereámur protegénte éripi, te liberánte salvári: Qui vivis….

 

ESPISTOLA. Rom, 13,11-14.-
Hermanos: Hora es ya de despertar. Ahora está más cerca nuestra salud que cuando empezamos a creer. Ha pasado la noche y llega el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos de las armas de la luz. Caminemos, como de día, honestamente: no en glotonerías y embriagueces, ni en sensualidades y disoluciones, ni en pendencias y envidias; antes bien, revestíos de nuestro Señor Jesucristo.

Léctio Epistolæ beáti Pauli Apstóli ad Romanos:
Fratres: Sciéntes quia hora est jam nos de somno súrgere. Nunc enim própior est nostra salus quam cum credídimus. Nox præcéssit, dies autem appropinquávit. Abjiciámus ergo ópera tenebrárum, et induámur arma lucis. Sicut in die honéste ambulémus: non in comesatiónibus et ebrietátibus, non in cubílibus et inpudicítiis, non in contentióne et æmulatióne: sed induímini Dóminum Jesum Christum.

 

GRADUAL. Salm. 24.3,4.- Cuantos en ti esperan no quedarán confundidos, Señor. V/. Muéstrame, Señor, tus caminos, y enséñame tus sendas.
Aleluya. Salm. 84.8.- Aleluya, aleluya. V/. Muéstranos, Señor, tu miseri­cordia y danos tu salvación.

Graduale: Ps. xxiv: 3 et 4.
Univérsi, qui te expéctant, non confundéntur, Dómine. Vias tuas, Dómine, notas fac mihi: et sémitas tuas édoce me.
Allelúia, allelúia. [Ps. lxxxiv: 8] Osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam: et salutáre tuum da nobis. Allelúia

 

EVANGELIO. Luc.21.25-33.-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación». Y les dijo una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

† Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam:
In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: Erunt signa in sole, et luna, et stellis, et in terris pressúra gentium præ confusióne sónitus maris, et flúctuum: arescéntibus homínibus præ timóre et expectatióne quæ, supervénient univérso orbi: nam virtútes cælórum movebúntur. Et tunc vidébunt Fílium hóminis veniéntem in nube cum potestáte magna, et majestáte. His autem fieri incipiéntibus, respícite, et leváte cápita vestra: quóniam appropínquat redémptio vestra. Et dixit illis similitúdinem: Vidéte ficúlneam, et omnes ábores: cum prodúcunt jam ex se fructum, scitis quóiam prope est æstas. Ita et vos cum vidéritis haec fieri scitóte quóniam prope est regnum Dei. Amen dico vobis quia non præteríbit generátio hæc donec ómnia fiant. Cælum et terra transíbunt: verba autem mea non transíbunt.

 

OFERTORIO. Salm.24.1-3.- A ti levanto mi alma; Dios mío, en ti confío; no sea avergonzado, ni se burlen de mi mis enemigos; pues ninguno de los que en ti esperan, quedará confundido.
Offertorium: Ps xiv: 1-3

Ad te Dómine levavi animam meam: Deus meus, in te confido, non erubéscam neque inrideant me inimici mei: étenim universi qui sustinent te non confundéntur.

 

SECRETA.- Que estos sagrados misterios, a nosotros, purificados por poderosa virtud, nos hagan llegar más puros, Señor, a ti, que eres su principio. Por nuestro Señor.

Secreta:
Hæc sacra nos, Dómine, poténti virtúte mundátos, ad suam fáciant purióres veníre princípium.

 

PREFACIO DE ADVIENTO: Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios, por Jesucristo nuestro Señor; él es, Dios misericordioso y fiel, el Salvador que habías prometido al género humano perdido por el pecado, para que la Verdad instruyese a los ignorantes, la Santidad justificara a los impíos, la Fortaleza ayudase a los débiles. Mientras está cerca aquel a quién tú nos envías, -ya viene-, y el día de nuestra liberación ya brilla, llenos de confianza en tus promesas, nos llenamos de piadosos gozos.Y por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, entonamos a tu gloria un himno, diciendo sin cesar:

COMUNION. Salm.84.13.- EL Señor nos colmará de su benignidad, y nuestra tierra dará su fruto.

Communio: Ps. lxxxiv: 13
Dóminus dabit benignitátem: et terra nostra dabit fructum suum.

 

POSCOMUNIÓN. Recibamos, Señor, tu misericordia en medio de tu templo, para que preparemos con los debidos honores la solemnidad venidera de nuestra redención. Por nuestro Señor Jesucristo.

Postcommunio:
Suscipiámus, Dómine, misericórdiam tuam in médio templi tui: ut reparatiónis nostræ ventúra solémnia congruis honóribus præcedámus. Per Dóminum.

 

 

COMENTARIO

Comienza hoy un nuevo ciclo Litúrgico con el Tiempo de Adviento. Del latín Adventus: Advenimiento, Venida. Venida de Cristo, del Mesías esperado, del Redentor.
Jesucristo, Hijo de Dios y Dios mismo; vino hecho hombre al mundo hace dos mil años. Vino en humildad, en misteriosa vulnerabilidad; sometido a la muerte, como Cordero de Dios a quitar el pecado del mundo. Es el acontecimiento gozoso de la Encarnación. El Amor de Dios se presenta en el mundo en su Hijo para salvar a los hombres.

Pero también vendrá de nuevo al final del mundo, Resucitado, en Gloria y Majestad, con gran Poder y rodeado de miríadas de ángeles, en el acontecimiento capital y gozoso para el fiel católico, llamado PARUSÍA, esta vez del griego παρουσία: también Advenimiento, llegada. Esta vez vendrá no como Cordero, sino como León; no ya a perdonar, sino como Juez que asigna destinos eternos definitivos.

El Tiempo de Adviento es tiempo de preparación para la Venida del Señor. Para su Venida en la Encarnación y en la Liturgia de la próxima Navidad, pero también para su Venida en la Parusía final.

Como tiempo de preparación la Iglesia siempre ha vivido el Adviento, con diferencias través del tiempo, sí, pero con espíritu de austeridad, arrepentimiento y penitencia. El color litúrgico es el Morado. Ese espíritu de austeridad y arrepentimiento está mezclado con esperanza y alegría por la Venida del Salvador. Por esto, aunque se omite el Gloria, se mantiene el alegre Aleluya.
En tiempos antiguos el Adviento se vivió con especial intensidad, Misa, mucho ayuno y oración, austeridad, buenas obras, lectura de la Palabra, meditación; y hasta duró cuarenta días como la Cuaresma. De hecho se vivió como una Cuaresma. Por ejemplo, las disposiciones de San Perpetuo Obispo de Tours al respecto. Ver Segundo Concilio de Tours, año 567; Primer Concilio de Macón, año 581. (1)

Las oraciones tomadas del Antiguo Testamento, del Introito, el Gradual, el Ofertorio y la Comunión, están tomadas en gran parte de Isaías y los Salmos, y son una expresión elocuente del ansia de las naciones por la llegada del Mesías, el Redentor.

Los textos bíblicos de la Misa durante las cuatro semanas de Adviento nos remarcan la Ausencia de Cristo.

Por otro lado, las Colectas no terminan con la fórmula: Por Nuestro Señor Jesucristo…..como lo hacen durante el resto del año litúrgico.

Esperamos al Mesías, al Liberador, con espíritu de penitencia y santo anhelo, por eso está ausente en las oraciones.

Es de notar la oración urgente y repetida por la llegada del Cristo: ¡Ven ya y no tardes!
Las Cartas de San Pablo nos exhortan a disponernos convenientemente para el acontecimiento.

El Evangelio nos presenta los sucesos escatológicos del fin del mundo, y la cercanía de la Parusía del Señor. La exhortación a prepararnos es hasta dramática. Hoy tenemos el Discurso escatológico de San Lucas. Ya abordamos el de San Mateo, mas completo, la semana pasada, el último Domingo del Año; remitimos a él para el comentario puntual sobre su contenido.

(https://adoracionyliberacion.com/2018/11/24/la-palabra-de-dios-del-domingo-ultimo-domingo-despues-de-pentecostes/)

En el Adviento la iglesia griega celebra particularmente los antepasados de Nuestro Señor: Todos los patriarcas y profetas del A.T. , pero especialmente Abraham, Isaac y Jacob.
La iglesia latina también los menciona frecuentemente durante este período. En el Breviario se encuentran muchos textos tomados de Isaías (Introito del 2do. Domingo o Comunión del 3er. Domingo).

No hay nada mejor para prepararnos para la Venida del Mesías, que compartir las oraciones anhelantes que entonaban Patriarcas y Profetas.

El Señor viene en Navidad en la Liturgia especialmente, y recibiremos las mismas gracias que Pastores y Magos; y nos preparará con nuestra colaboración para vivir su Parusía final como Juez, para salvación eterna.

Recibido y bien vivido como Cordero de Dios, será recibido con Gloria y Salvación como León y Juez.

Llegado el tiempo establecido, según los signos del Señor, Juan el Bautista abandonó el desierto y se apostó en la orilla del Jordán. Allí exhortaba al arrepentimiento, a la conversión, al Bautismo de penitencia para preparar las almas a la Venida del Mesías.
¡Yo soy la voz que clama en el desierto! ¡Preparen el camino del Señor allanen sus sendas! Respondió el Bautista a los que lo confundían con el Cristo.

Nos preparamos, entonces, en el Adviento, para recibir al Señor que nacerá en nuestros corazones, traído de una manera especial por la Liturgia; pero también nos preparamos para la Parusía final, teniendo en cuenta que nuestro juicio es la muerte, si ocurre antes de la Parusía.

 

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Hoy en día es común notar una gran incomprensión por el ansia y la alegría que suscitaba la Venida del Mesías en Israel; ese santo anhelo, intenso y profundo que se notaba en patriarcas y profetas, y aún en el pueblo piadoso. Es verdad que el pueblo de Israel ha estado oprimido muchas veces por enemigos terrenos (egipcios, filisteos, asirios, babilonios, romanos), pero no es solo por eso que el pueblo deseaba al Mesías. El hombre religioso, el hombre profundo, desea la plenitud de la paz; la verdadera alegría indeficiente que solo da Dios. No se conforma con las alegrías siempre provisorias, incompletas y efímeras de este mundo, siempre contaminadas con la incertidumbre y la muerte que espera al final.

Muchos escritores incluso católicos e incluso teólogos de renombre, nos han legado una visión idílica del paganismo, casi achacando a la Iglesia haber hecho muy pesado y estructurado el mensaje de Cristo, y echado un peso innecesario sobre los hombros de estos “bons sauvages”, tan frescos, felices e inocentes. La semilla del Verbo ya estaba en ellos…solo había que palmearlos y dejarlos solos….ya eran cristianos anónimos…

Pero la realidad es muy distinta; los dioses paganos, demonios al fin y al cabo, exigentes, opresivos, crueles, exigían constantes sacrificios y ofrendas, muchas veces humanas, a los pueblos, para ayudarlos contra sus opresores, en la guerra, en las cosechas, en la caza, en los adelantos tecnológicos. Tal es así que hoy sabemos bien, los que buscamos con rectitud y no cedemos a la estupidez de las leyendas negras y la corrección política, como era la aciaga, satánica religiosidad de los pueblos exitosos, Incas, Aztecas, Mayas (sí, también) Babilonios, Asirios…..con profusión de ritos oscuros y sacrificios humanos. Hasta llegaban a hacer guerras con la mera intención de tener contenido humano para sus sacrificios. Y si no tenían una Religión tan diabólica, la crueldad la ejercían en sus conquistas: Mogoles, Hunos, Vikingos.

Ultimamente se encontraron en unos fosos de la antigua ciudad de Teotihuacán, pre-azteca en México, aterradoras multitudes de esqueletos de hombres destinados a sacrificios humanos.
Vivían en un estado de ansiedad por la exigencia de sus dioses, la incertidumbre de no poder complacerlos y el consiguiente terror del castigo….todo esto en un marco, mas allá de lo literalmente endiablado, de superstición alienante, enloquecedora. Todo muy lejos del poético e idílico “bon sauvage” rousoniano, o el cristiano anónimo rhaneriano. (2)

El Demonio dominaba los pueblos y vivían en angustia y opresión, en un permanente terror a los dioses y los espíritus.

Cuando un toma conciencia de esto, toma conciencia también de la liberación que vino a traer Cristo: liberar a los cautivos, no es principalmente liberar clases sociales o de opresores humanos.

Cristo liberó al mundo evangelizado del terror de los demonios y espíritus. El espíritu calmo, racional, inteligente y científico de la cristiandad occidental proviene de esta liberación y no de otra cosa. No hay comparación con los logros artísticos, científicos y tecnológicos de la civilización cristiana con otras civilizaciones. Hoy Occidente se ha olvidado de la gran liberación que Cristo había traído, y se la adjudica él mismo; es máss, tiene por liberación la Apostasía.

En la medida que se pierde la verdadera Fe en Cristo, como hoy en día en Occidente, vuelve el terror, vuelven la supersticiones, los cultos extraños, las angustias por los cataclismos, por las pestes, por el terrorismo; el miedo por la inseguridad en las ciudades, el miedo a la vejez, a la muerte. Vuelve el Satanismo, el ocultismo, la brujería y el culto a los demonios de manera más grave que en el antiguo paganismo. Recordemos este Evangelio:

Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra. Entonces dice: “Me volveré a mi casa, de donde salí.” Y al llegar la encuentra desocupada, barrida y en orden. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio. Así le sucederá también a esta generación malvada. (San Mateo 12 43-45)

Esto sucede a los hombres y civilizaciones apóstatas. Me viene a la mente, como dato anecdótico, aquella vieja balada desempolvada por el grupo de rock Guns and Roses, “Since I don’t have you”, que dice en una estrofa:

La felicidad y yo, supongo
que nunca volverá,
Cuando tú me abandonaste (saliste de mí)
entró la vieja miseria
y ha estado aquí desde entonces.

Es importantísimo recobrar la conciencia de quién es Cristo y de que nos libera su Venida; que significa su Advenimiento.

Entonces recobraremos aquella ansia profunda, que en sí misma ya es liberación y sanación, que tenían los antiguos piadosos de Israel, de la Venida del Mesías, a nuestra alma y al Mundo.

Que entre en mas corazones y que estos corazones, estos hombres, aunque no puedan cambiar todo, retengan lo que queda con ardor y valentía, como dice Apocalipsis, sabiendo que mas adelante está Él en su Parusía. El que Era, el que Es y el que Viene.

Tomemos conciencia del infinito valor para nosotros de la Venida del Señor.

Repetimos finalmente la conclusión ya antes dicha:

Nos preparamos, entonces, en el Adviento, para recibir con gozo al Señor que nacerá en nuestros corazones, traído de una manera especial por la Liturgia; pero también nos preparamos para la Parusía final, teniendo en cuenta que nuestro juicio es la muerte, si ocurre antes de la Parusía.

 

NOTAS Y REFERENCIAS

Ver Misal Católico Apostólico Romano, 1962.

1) Año Cristiano, Padre Juan Croiset, de la Compañía de Jesús: http://www.fsspx-sudamerica.org/sites/sspx/files/croisset1.pdf?fbclid=IwAR12OiZhvgspt1cPUIkHqHm7y7xpicgp__kv1eSpItQPkG9Vgf_wC1S_avI

2) Cf. Informe sobre la Fe, Joseph Ratzinger, Capítulo X

 

 

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3 comentarios
  1. Ignacio Extremadura says

    Muy bueno punto el tema del paganismo que vivía oprimido. Hay toda una tergiversación sobre eso.

    1. Juan Bautista Donnet says

      Si Ignacio. Toda una tergiversación. Gracias.

    2. adoracionyliberacion says

      Y tanto

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