Exclusiva: la “estafa” de la carta de apoyo del clero de La Plata a Francisco

Vicente Montesinos

 

 

 

 

Hace algunas fechas, les dábamos diversas noticias en relación a las “Jornadas de actualización del Clero” que reunía a los sacerdotes de la Archidiócesis de La Plata con su “flamente” recién nombrado Arzobispo, Tucho Fernández, mano derecha de Francisco, que vino a sustituir al misericordiado Aguer.

Recordarán que les mostramos incluso vídeos de los sacerdotes, de paisano, bailando, y otras actividades pastorales “importantes” de mano de su pastor. Esos curas con vaqueros, coletas y chupas, que inspiran piedad y unción, vamos.

Pues bien; los despropósitos de esa reunión de Tucho con sus “curas” no acabaron en lo que les fuimos contando. Y es que según ha podido saber Adoración y Liberación, en dicho encuentro se gestó una especie de “estafa”, o lo que es lo mismo, se utilizó el evento como coartada para los intereses bergoglistas del Arzobispo Fernández, en relación al ensalzamiento de la mano de la que come, Francisco.

Como recordarán, salió a la luz hace una semanas, a bombo y platillo,  la noticia de que el clero de la Archidiócesis de La Plata había escrito una carta, por unanimidad, para apoyar a Francisco, frente a las presuntas mentiras de Viganó acusando al “pobre” Francisco de un montón de infundios.

La carta, que ya en el marco del Sínodo de los Jóvenes fue entregada en mano por Mons. Alberto G. Bochatey,  obispo auxiliar de La Plata, el lunes 1 de Octubre, en la Ciudad del Vaticano, fue respondida por Francisco con un profundo agradecimiento, a la vez que envió su gratitud y bendición especial para todo el clero de la Arquidiócesis de La Plata.

La misiva en cuestión, decía así:

 

 

A su Santidad

Papa Francisco

Los sacerdotes de la Arquidiócesis de La Plata, reunidos en las Jornadas de Actualización del Clero, junto a nuestros Obispos, hemos decidido por unanimidad, hacerle llegar esta carta que quiere expresar nuestra cercanía y fidelidad en este difícil momento que atraviesa nuestra querida Iglesia y Usted como cabeza de la misma.

Sentimos en principio un profundo dolor cuando Usted es agredido tan cruel e injustamente, tanto desde dentro como desde fuera de la Iglesia. Sabemos que Dios Nuestro Señor está guiando todas sus acciones y sus palabras y estamos convencidos que Usted Santo Padre, está iluminando el camino de esta humanidad que, dominada por la ceguera del individualismo y el materialismo, vive en medio de la desdicha, la violencia y la inequidad.

Sentimos además que su fortaleza nos hace fuertes. Que la Iglesia, a pesar de las dificultades y obstáculos que incluso sus propios discípulos ponemos en su camino, está llevando adelante una lucha sin pausa contra los males de la humanidad, a la que nosotros no debemos ser ajenos.

Sentimos un gran orgullo de trabajar diariamente para una Iglesia comprometida con los que más necesidades padecen. También orgullo de pertenecer a una Iglesia abierta a todos, sin excluidos, sabiendo que la misericordia de Dios es infinita.

Sentimos el compromiso de mejorar cada día y renovar nuestro Ministerio, predicar la palabra del Señor con alegría inmensa y entregar todos nuestros esfuerzos en bien de la comunidad y de sus necesitados. Solo así podremos además de agradar a Dios nuestro señor, estar en la senda que usted nos señala.

Sentimos, por qué negarlo, una alegría especial ya que nuestro pastor hoy, el obispo de Roma, ha nacido en nuestra patria y por ello conoce tan bien nuestros corazones, nuestras falencias y nuestras pobrezas, pero también nuestra capacidad de sobreponernos y luchar por la misión que hemos elegido como vocación: llevar la palabra de Dios al mundo.

Sentimos que Usted nos da el ejemplo de una inclaudicable lucha contra las fuerzas del mal y que antes que temerle y ocultarse hay que enfrentarlas con valentía y con voz firme, como Usted lo hace.

Sentimos finalmente el deseo de acompañarlo, de rodearlo de nuestro afecto sacerdotal y nuestro incondicional apoyo humano y discipular.

Se lo decimos muy sinceramente desde aquí, desde esta lejana ciudad de La Plata, desde donde rezamos por Usted, muy querido Papa Francisco, pidiendo que Dios le de fuerzas para continuar con su misión evangelizadora y transformadora de la humanidad.

Con amor de hijos, los Sacerdotes de La Plata.

La Plata, 20 de Setiembre de 2018

 

 

 

Si no la leyeron en su día, disculpen que les haya hecho pasar el mal trago, porque la misiva, obsecuente, tendenciosa, chupamedias y bochornosa, mueve a sonrojo.

Pero más sonrojo deben de sentir los gestores de este cachivache epistolar, porque estamos en condiciones de afirmar que la presente carta, que fue vendida como “firmada por unanimidad” del clero de La Plata, fue creada, concebida y pesentada “manu militari” por un grupo de alrededor de 5 sacerdotes de la Plata, encabezados por el Padre Jorge González, quienes se guisaron y comieron el texto, haciéndolo pasar por un texto “unánime”.

El Padre Jorge González es conocido en La Plata por ser la mano derecha de Tucho Fernández, a la vez mano derecha de Francisco, y anda pues de lleno ya en las carreras sucesorias de la Iglesia del Nuevo Paradigma. El delfín de Fernández, con un pequeñísimo grupo de curas progres obsecuentes con Bergoglio, y con el beneplácito de Monseñor Fernández, sacaron esta carta ya hecha en su totalidad en aquella reunión del clero platense, sin que ninguno del resto de sacerdotes pudiera leerla. Luego, realmente, dicha misiva, vendida como “hecha por unanimidad por todo el clero platense” no fue ni leída, ni aprobada ni concebida más que por el grupo de amigos de la jerarquía actual que nos desgobierna; para regalo de los oídos de Francisco, y sobre todo, para ofrecer al pontífice argentino más coartadas de adhesión frente a la incontestable verdad de Viganó, todavía no rebatida.

 

Una vez recibida esta información que ahora les proporcionamos, de fiabilísima fuente extra sacerdotal, hemos querido corroborarla. De esta forma, hemos investigado el asunto, y un joven sacerdote platense, del que lógicamente reservamos el nombre, dada la que está cayendo en La Plata con quien perturba los planes de Tucho,  algo sorprendido por el hecho de que la carta se hubiera vendido como “con apoyo unánime” (el lo desconocía hasta que se lo hemos hecho saber) nos ha relatado lo siguiente:

“Es que fue así, tal cual como vos lo decís – nos ha afirmado perplejo. – Se la leyó en nombre de todos, y obviamente no hubo lugar ni para el debate ni para aportar nada ni intercambiar nada, y que se iba a decir… No más que digas algo en La Plata es todo inútil… Así es como se maneja aquí… En cuanto a la entrega de la carta por Bochatey en mano a Francisco… bueno, él está buscando seguir escalando”

Esto es La Plata, hasta hace poco bastión de la ortodoxia y el buen hacer con Monseñor Aguer. Estos son el Padre Jorge González y sus secuaces. Esto es Tucho Fernández. Esto es Francisco. Esto es lo que hay.

 

 

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