CARTAS AL DIRECTOR: Emocionante carta de una lectora sobre S.S el Papa Pío XII y otros asuntos.

Redacción

 

 

 

 

Don Vicente, muchísimas gracias por compartir esto con nosotros,  pues gracias a su escrito, entiendo mucho mejor la situación actual de la IGLESIA, y como el poderoso lobby de los progresistas, pretende destruir todo aquello que es contrario a su agenda subversiva, que esta desgarrando por dentro a nuestra Santa Madre IGLESIA CATÓLICA.

Pero como una gota de GRACIA vivificante, Dios nos manda sus muestras de Amor, y ternura, y le diré que hace unos pocos meses, me encontré, entre un montón de rosarios rotos, calendarios expirados, y otros desechos inservibles, sobre la mesita donde se colocan las cosas que las gentes que atienden a la parroquia desechan, una estampa en semirelieve , muy viejita y maltratada, de un hombre que vestía ropas sacerdotales. La tomé y la acerqué a mis labios, y respetuosamente, pensé que quienquiera que ese sacerdote fuera o hubiera sido, no merecía ser desechado, como un trasto inútil.

En mi corazón, pedí a Dios por esa persona, por ese “Otro Cristo”, que con seguridad, muchísimas veces habría dicho Misa, y bautizado, y confesado, y habría bendecido parejas en el sacramento del Matrimonio, y habría llevado los últimos Sacramentos a los agonizantes, y por las gracias impartidas por el sacerdote que aparecía en la estampa, probablemente más de alguna persona se habría librado de la condenación eterna.

Sentí tanta tristeza y vergüenza por lo ingratos que somos con Dios y con los SACERDOTES FIELES, que sentí ganas de llorar, y sin saber porque metí la estampa en mi bolsa de mano, hice una reverencia ante Jesus Sacramentado, y pedí por todos los Sacerdotes, especialmente por los mas ancianos y rechazados.

Al llegar a casa lo vi bajo la luz de una lampara de 100 wats y el rostro del Papa de mi infancia, (aquel a quien mis padres me enseñaron a amar y respetar, pues era el Vicario de Cristo, cuando yo solo era una chiquita de menos de 5 años) apareció ante mis ojos que lloraban sin poderse contener.

Eugenio Paccelli, el Santo Padre, estaba ahí, y me devolvía la mirada, con sus ojos sabios y buenos.

Tendré que decirle que por años había buscado una estampa o una imagen de él, pues mi madre me decía que la bendición papal que tenía su imagen y su firma y lucía maravillosa, en la pared de honor de la sala, era uno de los tesoros más grandes de mi familia; y que al faltar mis padres, pasaría a mi por ser la mas pequeña.

Para mí la imagen de Su Santidad Pio Xll, era el símbolo de mi Fe, y esta era el legado más valioso que recibiera de mis mayores.

Desafortunadamente, aquella bendición papal, junto con otras muchas cosas, se perdió en medio de disputas de familia, en las que yo opté por no participar, y que mas tarde serían una de las razones que, con el corazón roto, me llevaron a emigrar al país de mi abuelo materno, donde Dios tenía otros planes para mí. Pero durante medio siglo el rostro de Pio Xll, fue el símbolo de mi familia y mi fe; aquello que moraba en mi interior y que sin saberlo conscientemente, me anclaba a Cristo y me identificaba con la Iglesia Remanente y me daba fuerza para estudiar,  y con bases Teológicas, Históricas y Bíblicas, poder resistir, las locuras y falsedades “misericordiosas” de Bergoglio.

¡Y por un raro milagro de Dios, me llegó a las manos! Para recordarme que un verdadero Papa, hasta 50 años después de muerto, sigue apacentando a sus ovejas e intercediendo a Dios por nosotros, independientemente de que la Iglesia de Bergoglio lo canonice o no.

Creo que en el fondo no lo harán NUNCA, porque tienen miedo a la luz y a la verdad que de manera natural y espontánea emanan de un VERDADERO PAPA.

Y no sabe usted cuanto le agradezco y pido a Dios por esa persona desconocida que lo desechó;  y porque católicos como usted, Mister Montesinos, que son Caballeros legendarios, sigan día a día enfrentándose al asqueroso dragón del modernismo, el liberalismo y el relativismo, y lo destruyan con la espada de la Fe, la lanza de la oración y el escudo de la Razón.

Y se revistan cada día con la Aurea Armadura de la Gracia y se alimenten con Dios mismo en la Eucaristía, para que nosotras, pobres y asustadizas, no nos desmayemos de miedo, aun antes de que se inicie el combate.

Thank You Mister Montesinos, pues este articulo sobre SS Pio Xll y la estampa de la que le hablo, son para mí verdaderos signos del Cuidado personalísimo, que NUESTRO SENOR JESUCRISTO tiene para con nosotros.

Sincerely yours in Christ

 

 

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