VÍDEO: En 3 minutos en español el CARDENAL PAROLIN justifica la traición que supone el Acuerdo con la CHINA COMUNISTA.

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Vicente Montesinos

 

Ciertamente es llamativo que prácticamente no se atreva ni a mirar a la cámara.

Obispos «reconocidos por el Sucesor de Pedro y por las legítimas autoridades civiles»: así explica el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, el punto más relevante del acuerdo firmado entre la Santa Sede y el gobierno comunista chino, que implica para la «comunidad católica en China» hacer «gestos concretos de reconciliación entre hermanos, superando las incomprensiones del pasado».

Y arreglado.

Así se resume todo en esta claudicación, traición y burla a la sangre de los mártires católicos fieles chinos.

No se pierdan el intento de justificación.

No tiene desperdicio.

 

 

 

 

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14 comentarios
  1. Echenique says

    Nos empiezan a llegar noticias de como se va entendiendo el acuerdo fantasma con China. Por ahora los únicos verdaderamente entusiastas son los obispos de la iglesia patriótica China que están encantados y viendo como sus postulados son acogidos y bendecidos por el Vaticano. Al menos es lo que dicen, y se reafirman en su total fidelidad al partido comunista Chino y a sus directrices. Se declaran orgullosamente independientes de Roma y así quieren seguir. La publicación comunista italiana por excelencia es el Manifiesto y está encantado porque será el partido comunista el que hará la selección de los curas validos o no para ejercer en China. Es lo que dicen no sabemos que hay o no de cierto porque el acuerdo permanece en el secreto más absoluto. Lo que está claro es que esto casa muy poco con tiempos de trasparencia y de la participación de los fieles. Es todo muy extraño pero las cosas chinas siempre tienen un toque misterioso que al común de los mortales nos resulta difícil de entender.

    Specola

    Bergoglio y Parolín no engañáis ni a Bertín. ¡ Atreveos a publicar el acuerdo secreto, secreto propio de mafias, de vuestras mafias !

    1. adoracionyliberacion says

      Mafias!

  2. Emilio Saura Gómez says

    ¡Desolación y miseria en Israel!

    1. adoracionyliberacion says

      Alto y claro!

  3. El recadero de la reunión secreta del Club Bilderberg empieza a mostrarnos cosas... says

    Muy interesante el poder verlo y analizarlo. Recomiendo hacérselo llegar a un experto/a en psicología y lenguaje no verbal. Si analizamos el lenguaje no verbal hay muchos signos de que está mintiendo en su discurso. Os digo lo que los expertos dicen analizando al que habla para saber si miente. Hay varias cosas que delatan a la mano derecha de Parolin, quien por cierto estuvo en la reunión del Club Bilderberg a primeros de enero. Da la impresión de que ya se empiezan a ver las primeras directrices o frutos de esas reuniones secretas…blanco y en botella. Pues bien, les cuento (para los que quieran investigar que busquen el vídeo de Bill Clinton y su declaración sobre el tema Monica Levinsky y el análisis de sus mentiras):
    1. Balbucea en varias ocasiones, signo de nerviosismo y de que puede esconder algo.
    2. Se muerde el labio en alguna ocasión, signo de mentir.
    3. El más claro de todos: en el segundo 41 cuando acaba esa primera retahila en su exposición, hace una pausa para tocarse la nariz. El tocarse la nariz suele ser un signo inequívoco de estar mintiendo.
    4. No es capaz de aguantar la mirada directa a la cámara.
    5. Agacha la cabeza en alguna ocasión, otro signo.
    6. Uno muy claro es cuando traga saliva con mucha dificultad y le cuesta mucho seguir el discurso. Signo inequivoco de que está mintiendo, de que le cuesta mucho seguir con la farsa. Y eso ocurre en el min.1,13 al 1.23. Y es JUSTO DESPUÉS DE ENFATIZAR QUE: “por primera vez hoy todos los obispos en China están en comunión con el Santo Padre, con el Papa, con el sucesor de Pedro”. Me da la impresión de que no podía tragar saliva ni seguir ¡¡porque unió de golpe dos mentiras bien gordas!!
    7. “Se necesita un nuevo empuje” 1.43 y de inmediato la lengua sobre su labio inferior, signo de que miente y/o oculta algo.

    Luego en el 1.54 vuelve a insistir en el Papa, en el sucesor de Pedro, como si quisiera dejar mucha constancia de que Jorge Mario Bergoglio es el Papa, el sucesor de Pedro.

    1. Echenique says

      No se te escapa una.

      1. adoracionyliberacion says

        A por todas

    2. adoracionyliberacion says

      Interesantísimo comentario que puede analice, refrende y publiquemos

  4. Echenique says

    Si sperava che arrivassero risposte e smentite sulla nuova pesantissima vicenda che chiama in causa direttamente Bergoglio (qui ricostruita da Marco Tosatti), ma invece nella conferenza stampa di ritorno dall’Estonia un Bergoglio nervoso e imbarazzato si è rifiutato di rispondere alle domande sui temi scottanti ovviamente posti dai giornalisti anglofoni (caso McCarrick, memoriale Viganò e il caso del cardinale Murphy O’Connor). Non dare risposte e chiarimenti, barricarsi nel bunker, è il modo migliore per perdere ogni credibilità.

    https://www.marcotosatti.com/…/il-papa-ha-bloccato-uninchi…/

    Antonio Socci Facebook

  5. Echenique says

    China: de Iglesia del silencio a traicionada
    25/09/18 4:14 PM por Germán Mazuelo-Leytón
    Mientras el comunismo chino endurecía su hostigamiento persecutorio a la Iglesia Católica fiel a Roma, -entre otros aspectos, imponiendo la instalación de circuitos cerrados de cámaras dentro de los lugares de culto, ordenando la demolición o eliminación de cruces, la destrucción de iglesias con dinamita y excavadoras, la confiscación de Biblias, ordenando a las iglesias de las provincias de Henan, Jiangxi, Zhejiang, Liaoning y Hebei enarbolar la bandera china, destruir pancartas e imágenes con mensajes religiosos y cantar el himno nacional y las canciones del Partido Comunista durante el culto, prohibiendo a los menores de 18 años de asistir a las iglesias, amenazando con la expulsión de la educación y el empleo a quienes creen en las religiones, imponiendo a los fieles que reemplacen las pinturas de Jesucristo con retratos del presidente Xi Jinping, un culto a la personalidad que se asemeja al de Mao, imponiendo nuevas regulaciones, [desde el pasado 1 de febrero] que establecen el cierre de todas las iglesias no oficiales dejando al menos a 6 millones de católicos sin lugares de reunión, restringiendo el acceso a material religioso en línea, y otros acosos, hostigamientos y maltratos- recorría un secreto a voces: la inminencia de un acuerdo entre la República Popular China y la Santa Sede.

    En ese arco de «la peor represión contra los cristianos desde la Revolución Cultural china» Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias, elogia a China como el país donde la doctrina social de la Iglesia se aplica de manera más completa. Un poder influyente que respeta la dignidad humana y el planeta, un país que tiene una gran población con gente de buena calidad, que observa el bien común y […] ha demostrado su capacidad para [realizar] grandes misiones como luchar contra la pobreza y la contaminación.

    Según Monseñor Sánchez Sorondo, los críticos de un acuerdo entre China y el Vaticano son un pequeño grupo minoritario de personas, gente que quería crear problemas, ruidosos, pero no muchos.

    El próximo pasado 22 de septiembre, los representantes del Vaticano y la República Popular China firmaron un Acuerdo Provisional calificado de pastoral, no político, «fruto de un acercamiento gradual y recíproco, ha sido acordado luego de un largo proceso de negociación cuidadosa y prevé la posibilidad de revisiones periódicas de su aplicación. Se trata de la nominación de obispos, una cuestión de gran importancia para la vida de la Iglesia, y crea las condiciones para una mayor colaboración a nivel bilateral».

    Mientras el Director de “L’Osservatore Romano”, Giovanni Maria Vian, califica de una fecha en la historia la firma del Acuerdo, Su Eminencia el obispo emérito de Hong Kong, cardenal Joseph Zen afirma al respecto: «el tan esperado comunicado de prensa de la Santa Sede es una obra maestra de creatividad al no decir nada en muchas palabras».

    I. Iglesia perseguida

    Jesús envió a sus apóstoles y discípulos como ovejas en medio de los lobos:[1] he aquí el sello que nos permite en todos los tiempos reconocer a los discípulos. Un humilde predicador, atacado por un poderoso que defendía el brillo mundano de sus posiciones sacudidas por la elocuencia del Evangelio, se limitó a dar esta respuesta: «Una sola cosa me interesa en este caso, y es que Jesús no vea en mí al lobo sino al cordero». Nuestro Señor Jesucristo, advirtió claramente que muchos de sus discípulos serían perseguidos, maltratados y martirizados: A ustedes los arrastrarán ante las autoridades, y los azotarán en las sinagogas. Por mi causa, ustedes serán llevados ante los gobernantes y los reyes, teniendo así la oportunidad de dar testimonio de mí ante ellos y los paganos [2].

    Es parte de la vocación propia de la Iglesia de Cristo, se persigue a los fieles porque se persiguió a su Fundador, y en ellos se perpetúa el odio contra Jesús y du doctrina. Se les persigue porque su predicación puede descubrir lacras de muchas personas que no toleran les señalen sus miserias.

    Es una característica de la Iglesia: a través del sufrimiento y de la persecución, voluntariamente aceptados y soportados, manifestar que aman el Reino eterno de Dios, que viven como extraños en este mundo, que ambicionan los bienes eternos del cielo, y que Dios conforta a sus apóstoles hasta el punto de que acepten martirios sorprendentes por su crueldad.

    San Pío X, siendo ya Papa, había afirmado que una quinta característica eclesial más evidente, además de las cuatro es ser Iglesia mártir.

    Es «el misterio de la iniquidad»,[3] explica San Pablo, que sirviéndose normalmente del «impío», es decir, de aquellos hombres que se prestan a ser sus secuaces e instrumentos de su acción en la historia, y que opera a la sombra, para obstruir o destruir, la obra del Señor. En su Carta a los Efesios, lo dice de una manera más explícita: «nuestra lucha no es contra la carne y la sangre [es decir, contra dificultades o enemigos de orden humano, natural], sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas» (Ef 6, 12).

    Son clásicas las palabras de Tertuliano: «Aunque sea refinada, vuestra crueldad no sirve de nada; más aún, para nuestra comunidad constituye una invitación. Después de cada uno de vuestros golpes de hacha, nos hacemos más numerosos: la sangre de los cristianos es semilla eficaz (semen est sanguis christianorum)».[4]

    Millares de mártires se cuentan de las persecuciones de Nerón el año 64 y las de Diocleciano y Juliano el apóstata, a las que siguieron las persecuciones del humanismo, la rebelión protestante, el iluminismo, la revolución francesa… y las persecuciones del siglo XX en Méjico, Rusia y sus satélites; Cuba, España, China, Vietnam, Corea… Cien millones.

    Juliano el apóstata, en el siglo VI, desplegó una persecución para anular moral y culturalmente a los cristianos. Su táctica consistió en excluir a los discípulos de Cristo de los puestos públicos, les prohibió tener escuelas, confiscó sus templos convirtiéndolos en lugares de culto idolátrico, empujó la herejía arriana adentro de la Iglesia para dividir y discordar a los fieles, los cristianos se vieron aún imposibilitados de acudir a los tribunales, debido a que cada litigante debería ofrecer sacrificios a los dioses paganos del Imperio.

    En China, al final de la Guerra Civil «el comunismo se vio indesafiable con un control total sobre la población, de modo que juzgó que podría actuar en términos de libertad y tolerancia”, pero cuando las conversiones fueron en aumento, se sintieron inseguros y pensaron: “Estamos perdiendo la batalla de las ideas”, y perdieron sus nervios hasta traicionar su profesión de libertad religiosa. Status que se mantiene hasta el presente. Hace poco, el Presidente chino ha declarado que “el Vaticano debe aceptar el hecho de que existe libertad de credo en China, siempre y cuando la religión no entre en contradicción con las leyes del país”».

    La Iglesia ha resistido indomable en China, ha triunfado hasta el punto de que el comunismo ha dejado de matar, porque no tiene que haber mártires. Es político matar unos pocos, ordinariamente esto asusta y produce la aquiescencia de muchos. Pero no es político seguir haciendo mártires, porque inmediatamente se apodera del pueblo un espíritu martirial, y, entonces, ya puede marcharse la tiranía.

    II. Iglesia patriótica

    Una de las formas más sutiles de la Revolución, «consiste en usar a los católicos, jerarquías o fieles, para sus propios fines, cediéndoles el poder, o parcelas controladas de poder, o ilusionándolos de que han obtenido o se les ha confiado el poder político. Puede también intentar embriagarlos con los éxitos que les permiten alcanzar, como pago del servicio que prestan los católicos a los fines que ellos no han fijado, y de la renuncia a su fe o a su identidad, en el ejercicio del poder político».[5] Prelados, sacerdotes, religiosos y seglares colaboracionistas con las ideologías los ha habido siempre.

    Remontándonos a la sangrienta persecución ordenada por el emperador Diocleciano en febrero del año 303, su primer edicto prescribía destruir las iglesias y quemar los libros sagrados, el año 304 siguieron medidas más severas, en un cuarto edicto ordenó a todos a ofrecer incienso a los ídolos bajo pena de muerte, con la consecuencia de muchos mártires y confesores y asimismo otros que, débiles en su fe, apóstatas que pusieron en manos de los perseguidores libros y vasos sagrados y hasta a sus mismos hermanos, se les vino a llamar traditores.

    En todos los siglos, ha habido cristianos que han rechazado el martirio, avergonzándose de la Cruz de Cristo y quebrantando así el seguimiento del Redentor. Según tiempos y circunstancias, han sido llamados «lapsi», caídos, apóstatas, cristianos infieles. En todos los tiempos los ha habido, y siempre los habrá, hasta que Cristo vuelva.[6]

    No olvidemos que en el pasado reciente hubo prelados, clérigos y seglares colaboracionistas con los regímenes totalitarios en los países de la Cortina de Hierro, especialmente en Polonia. En Hungría el episcopado juró fidelidad al régimen.

    No llevaba mucho tiempo el comunismo en China cuando la gente comprendió que odiaba a la Iglesia Católica. El Papa Pío XII escribió el 18 de enero de 1952 la Carta Cupimus imprimis y el 7 de octubre de 1954, la Encíclica Ad sinarum gentem sobre la situación religiosa en China. Declaró la invalidez episcopal de los obispos nombrados por la CCPA.

    Nadie ignora la persecución sangrienta ordenada por Mao Tse Tung en cuanto se hizo cargo del país. Campos de concentración, siniestras cárceles, negación para los detenidos de toda comunicación con la familia y con el exterior, trato inhumano para doblegarlos a romper sus relaciones de amistad y de sumisión al Romano Pontífice.

    Narró el Padre Aedan McGrath: «Una de éstas experiencias terroríficas, fue la gran purga. En Chungking, millares desaparecieron de las calles en una sola noche, luego en Shangai, 10.000 y aún 20.000 y hasta 30.000 fueron apresados de repente durante la noche, y a la mañana, no había señal de ellos. Estos arrestos fueron seguidos de ejecuciones diarias en muchas partes de China. Camiones llenos de gente volaban por las calles, tocando sirenas para aterrorizar más a la gente. Colocaron altavoces en los árboles a los dos lados de la calle, para que nadie pudiera escapar al terror que se estaba difundiendo por todas partes. El hecho es, que en tres o cuatro años fueron ejecutados 20 millones nos da la idea de lo aterrador de aquellos días.

    «Es bueno recordar estas cosas alguna vez, cuando leemos los periódicos y hallamos que algún pobre obispo se ha visto forzado a consagrar obispo a algún sacerdote de la nueva Iglesia cismática. Nosotros, sacerdotes europeos, sufrimos comparativamente poco. Los sacerdotes y obispos chinos han estado sufriendo los últimos años, sin saber a dónde dirigirse, sin nadie que les diese siquiera un consejo».

    Con el diabólico deseo de acabar con la Iglesia Católica, Mao Tse-tung, incoó en 1957 una Iglesia nacional e independiente: la «Asociación Católica Patriótica China» (CCPA). Organización cismática, herética y pro aborto, que no reconoce la autoridad del Papa o cualquier cosa realizada por la Iglesia desde entonces, debido a lo que el comunismo chino denomina injerencia extranjera, imperialismo y organización reaccionaria. La CCPA es la única organización para católicos reconocida por el gobierno chino, los católicos que reconocen la autoridad del Papa viven su fe en una Iglesia subterránea que tiene el status de ilegal. No existe libertad religiosa. La CCPA y la denominada Conferencia Episcopal que reúne a los obispos ilícitamente ordenados, son dirigidas y controladas por la Agencia Estatal de Asuntos Religiosos.

    Los falsos católicos de la CCPA gozan de todos los beneficios, incluso de becas a los Estados Unidos, financiadas los católicos americanos mediante la Sociedad de Maryknoll con el fin de integrarlos a la Iglesia Universal y acelerar el día de la reconciliación plena. En ese contexto la Iglesia subterránea ha sido anulada como la ruta más oportuna para el retorno de China al catolicismo.[7]

    La Iglesia Patriótica ha adaptado el cristianismo a las exigencias de la filosofía atea y materialista. Esa es la Iglesia que Jorge Mario Bergoglio reconoce ahora, y a la que los heroicos católicos de la clandestinidad, incluidos obispos, clero y fieles tendrán que someterse.

    III. Ostpolitik nueva versión

    En este orden de cosas, suscita cada vez más perplejidad este acercamiento renunciatario y radicalmente negacionista de la política exterior de la Santa Sede, que trae al recuerdo la tristemente célebre Ostpolitik vaticana, que, en el pasado siglo, llevó a la Iglesia a quedar sometida en una falsa coexistencia pacífica entre la Iglesia y regímenes comunistas opresores y totalitarios.

    Durante el actual pontificado, el Cardenal Zen, publicó un documento en el que se refería a la honda preocupación de los católicos de la Iglesia subterránea en China, ante la progresiva descongelación de las relaciones entre Pekín y Roma: el surgimiento de una nueva Ostpolitik.

    Dice el cardenal: «La Ospolitik comenzó ya con el Papa Juan XXIII y con Pablo VI. Era una situación desesperada de la cual se trataba de encontrar una vía de salida. Pero, ¿hubo una vía de salida? Los Papas y las Comisiones Cardenalicias, en la casi falta de informaciones (la cortina de hierro), se debían fiar de Casaroli dándole carta blanca, y él, pobrecito, debía nadar en la oscuridad (mientras los enemigos habían redes de informaciones-espías- hasta dentro del vaticano (ver The End and the Beginnig de George Wiegel).

    ¿Los grandes resultados? “¡Asegurada la jerarquía eclesiástica!” ¿Cuál jerarquía? Obispos fantoches, no pastores de grey, sino lobos rapaces, funcionarios del Gobierno ateo. “Se buscó un ¡modus non moriendi! ¡La Iglesia de aquellos países se salvó no por las maniobras de la diplomacia vaticana, sino por la fe indefectible del siempre pueblo fiel!».[8]

    Estamos pues, en una guerra, una guerra en que nuestros enemigos no defienden nada sagrado. Ninguna ley ni temor de Dios los detiene, fuera del temor de ser descubiertos antes de poder llevar a cabo todos sus planes. Es una guerra a muerte. Es una guerra, sobre todo, contra las almas, propagando la herejía y la ortopraxis, y el colapso de la moralidad, destruyendo la fe o esclavizándola al vicio. Es por la guerra contra la Iglesia como el diablo y sus seguidores tratan de apagar los medios de gracia -la oración y los sacramentos- así como la voz moral de la Iglesia.

    Afirmó el P. Paul Kramer: No pensemos ni por un momento que esta maravillosa «tolerancia» será concedida sin un precio –sin un quid pro quo que requeriría un silencio moralmente intolerable sobre los graves errores de la iglesia conciliar. Es el mismo viejo arreglo del Ostpolitik que hizo Casaroli con los regímenes comunistas de la Cortina de Hierro, por el cual la Iglesia pagó por la tolerancia un precio de silencio intolerable –y de este modo se convirtió en la «Iglesia del Silencio».[9]

    Al deplorar el cardenal Zen, las negociaciones vaticanas con los comunistas chinos, que llevarían a levantar la excomunión a la «Iglesia patriótica» con su clero colaboracionista, afirmó que los católicos chinos, no temen la represión ni la cárcel, sino la traición de los hermanos.

    «Iglesia del Silencio» traicionada, en palabras de D. Antonio Caponnetto: por un personaje cuya malicia se desplegaba con insolencia creciente ante nuestros ojos atónitos de católicos argentinos.

    ____https://adelantelafe.com/china-de-iglesia-del-silencio-a-traicionada/_

  6. Echenique says

    BERGOGLIO SE BURLA DEL MATRIMONIO Y LA CONFESIÓN Y PROFANA ESTOS SACRAMENTOS. ttp://religionlavozlibre.blogspot.com/2018/09/bergoglio-se-burla-del-matrimonio-y-de.html

  7. Echenique says

    TANTOS FIELES ESTAMOS YA MUY HARTOS DE TANTO ABUSO DE TODO TIPO. http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=33209

  8. Echenique says

    Cómo encaja el acuerdo con la China comunista en el plan más amplio del papa Francisco
    26/09/18 5:42 PM por Peter Kwasniewski
    Como máximo experto en la política poblacional china, Steven W. Mosher está estrechamente familiarizado con los entresijos políticos del régimen comunista. En particular, con sus conocimientos de chino y sus frecuentes viajes al país, ha dedicado años a observar detenidamente y estudiar cómo tratan los comunistas a las organizaciones religiosas, en concreto a los católicos.

    Este verano asistí a una conferencia que pronunció Mosher en Virginia sobre temas chinos, y me impresionó el pormenorizado conocimiento que tiene sobre dichas cuestiones y la sensatez de sus juicios. Al igual que los laicos, sacerdotes y obispos católicos clandestinos, Mosher se opone tajantemente al pacto entre Pekín y el Vaticano, sobre el cual se firmó un acuerdo provisional este fin de semana. Mosher nos ha hecho el inmenso favor de sintetizar la gravedad de la situación en un artículo publicado en OnePeterFive.

    El concordato entre la Santa Sede y Pekín garantizará a la Iglesia católica un prestigio efímero por la supuesta normalización de las relaciones diplomáticas y una aparente victoria en la regularización de la jerarquía y la administración de los sacramentos en la China continental. Al gobierno comunista le garantizará una libertad para nombrar obispos que habría sido la envidia de gerifaltes laicos de la Europa medieval que durante siglos intentaron arrogarse la autoridad para investir prelados. Cualquiera que haya estudiado los procedimientos habituales de los gobiernos comunistas (como ha hecho Mosher) sabe que no tienen reparos para faltar a la palabra empeñada antes de que se seque la firma en el papel. ¿Cómo le va a remorder la conciencia a un ateo que cree en la dialéctica del materialismo, si no cree en la Ley de Dios ni en la ley moral natural?

    Semejante acuerdo significa que por primera vez desde que existe la Iglesia el partido comunista que gobierna un país elegirá obispos con la aprobación del Vaticano. Esto quiere decir que la Asociación Católica Patriótica China quedará regularizada, a pesar de apoyar las medidas coercitivas sobre control de población y de que su máxima lealtad es para con el Partido Comunista chino.

    Por consiguiente, Pekín seguirá persiguiendo impunemente a los católicos verdaderamente ortodoxos, y encima, ahora que el Vaticano se ha doblegado ante las autoridades seculares, esos católicos quedarán como unos desleales recalcitrantes. Ahora que lo pienso, quedarán igual que los católicos conservadores y tradicionalistas en el mundo libre occidental que no han querido dejarse arrastrar por el imparable monstruo del secularismo que promueven simultáneamente la ONU, la Unión Europea y el Vaticano. Visto desde esta perspectiva, el acuerdo de Pekín es el anverso de una moneda cuyo reverso es la omnipresente modernización de la moral que va desde la tolerancia de actos sexuales intrínsecamente perversos hasta la redefinición de la pena capital como un acto intrínsecamente malo y la exaltación del ambientalismo como paradigma de la virtud.

    Tenemos, pues, una clave más para interpretar el programa más amplio de este pontificado. La tácita aprobación del comunismo implícita en esta traición a la Iglesia clandestina, que lleva décadas luchando al precio de grandes sufrimientos para mantenerse fiel a la plenitud del catolicismo (¡incluida la suspensión de la Misa Tradicional!) concuerda con muchas otras declaraciones procomunistas y prosocialistas de Francisco. Y ello, a su vez, complementa la política de laicidad masónica o secularismo (un estado secular «es mejor que uno confesional, porque los confesionales siempre terminan mal», Francisco dixit), una modernización litúrgica propia del conciliábulo de Pistoia (en sus propias palabras: «Podemos afirmar con seguridad y con autoridad magisterial que la reforma litúrgica es irreversible») y el rechazo modernista de la estabilidad dogmática y los absolutos morales (observados en una amplia gama de afirmaciones sobre desarrollo doctrinal y moral sexual).

    El acuerdo con China encaja perfectamente con el intento de desmantelar la identidad católica, la exaltación postmoderna de normas mudables y el atentado a la fidelidad católica que ha caracterizado desde el primer día a este pontificado. La verdad es que resucita y amplía enormemente la trágica Ostpolitik de aquel predecesor de Francisco que fue Pablo VI, el cual traicionó y humilló al cardenal József Mindszenty al procurar más alianzas con los comunistas. No sorprende mucho que Francisco quiera canonizar a Pablo VI el mes entrante en un ejercicio narcisista como los que nos ofreció en la reciente homilía en que se comparó a sí mismo con el Cristo que guardó silencio y a sus acusadores con Satanás.

    El pasado sábado 15 de septiembre, el cardenal Gerhard Müller predicó lo siguiente en una ordenación sacerdotal en Roma:

    La Iglesia, fundada por Dios y constituida por seres humanos, atraviesa por lo que se refiere a su componente humano una honda crisis artificial de credibilidad (…) Las raíces del mal no están en el clericalismo, sea lo que éste sea, sino en el alejamiento de la verdad y en la anarquía moral (…) El verdadero peligro para la humanidad actual está en el gas de efecto invernadero del pecado, el calentamiento global de la incredulidad y la decadencia moral cuando nadie sabe ni enseña la diferencia entre el bien y el mal.

    Una última reflexión: ¿Cómo puede estar la Asociación Católica Patriótica China en plena comunión y sus sacerdotes regularizados cuando la Hermandad Sacerdotal S. Pío X no lo está? Para mí, está más claro que el agua: porque la Asociación Patriótica está entusiasmada con la secularización, el Concilio y el Novus Ordo (¡que ella introdujo en China!) y con adaptar la ética dependiendo de la situación (moral situacional), mientras que la HSSPX defiende la coherencia religiosa, la doctrina perenne, el Rito Romano tradicional y la vigencia incuestionable y sin excepciones de la moral. Dicho de otro modo: asistimos a una inversión total del catolicismo, a todo lo contrario de lo que tendría que suceder. Que el Señor tenga misericordia y nos rescate de los que afirman actuar en su nombre.

    https://adelantelafe.com/como-encaja-el-acuerdo-con-la-china-comunista-en-el-plan-mas-amplio-del-papa-francisco/

  9. Echenique says

    LA INDIGENCIA INTELECTUAL DEL PAPA FRANCISCO

    Sabe poquísimo y habla de todo. Sobre todo en avión.

    En esta ocasión en su regreso de las tres Repúblicas Bálticas.

    Asumió su responsabilidad en el acuerdo con la China comunista. Lo sigo por ABC, pg. 40 del número de ayer 26 de septiembre: “Yo soy el responsable”. Pues ya lo sabemos. Aunque lo sabíamos.

    Y añade, siempre según ABC, “en América Latina, durante 350 años, los reyes de Portugal y España nombraban los obispos. Pero en realidad es un diálogo sobre los candidatos y los obispos los nombra el Papa”.

    Pues tres cosas importantes que el Papa ignora en su clamorosa ignorancia y en la que me parece notar, puedo estar equivocado, poca simpatía por España. Igual es más de Garibaldi que de Felipe II.

    La primera es que debería reconsiderar su recuento histórico. De 350 años, nada, bastantes menos. Unos trescientos o menos salvo para Cuba y Puerto Rico.

    La segunda es que el derecho de presentación de los reyes de España y Portugal, y del emperador de Austria y el rey de Francia, Sus Majestades Católica, Apostólica, Cristianísima y Fidelísima, que después reivindicaron Napoleón, los emperadores de Brasil, varios presidentes de Repúblicas hispanoamericanas y Franco, la Iglesia primero lo otorgó, luego lo consintió, hasta que avanzado mucho el siglo pasado lo reprobó como impropio ya de esos tiempos. En España fue una murga de reclamaciones hasta que Juan Carlos renunció a ello con enorme regocijo de la Iglesia. Pues ahora, lo que era tan malísimo lo recuperamos. Y por responsabilidad directa del Papa Francisco reconocida por él. Pues lo que se pudo haber ahorrado aquel ignorante que debió ser Pablo VI. Di el derecho de presentación es maravilloso y Francisco se lo acaba de reconocer a la República china.

    Y la tercera es que las monarquías católicas y quienes se reclamaban sucesores en el derecho, eran, salvo alguna excepción, régimenes católicos y gobernantes católicos aunque tuvieran defectos más o menos graves. La situación china es comunista, atea y abiertamente contraria a la Iglesia. Pretender compararla a las monarquías católicas, al mismo Napoleón, a los gobernantes de la América independizada o al General Franco es pura ignorancia histórica.

    Un Papa no puede saber de todo pero debería callar de lo que no sabe.

    https://infovaticana.com/blogs/cigona/la-indigencia-intelectual-del-papa-francisco/

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