Este martes 31, Mons. Aguer expondrá en acto recordatorio de “Humanae vitae”.

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Redacción

 

 

Este martes 31 de julio, memoria de San Ignacio de Loyola, el Arzobispo emérito de La Plata, Mons. Héctor Aguer, expondrá en un acto recordatorio de la encíclica Humanae Vitae, promulgada por el beato Papa Pablo VI el 25 de Julio de 1968. El acto será, a las 19, en el colegio San Pablo, ubicado en Pacheco de Melo 2300, esquina Larrea, de la Capital Federal.

     Hablarán, también, los conocidos defensores de los derechos humanos, y líderes provida y profamilia, doctor Roberto Castellano, y doctora Chinda Brandolino. Invitan al encuentro el agrimensor Julio Eduardo Posse, por Cruz y Fierro Ediciones; y el Centro Guadalupano – Librería Imagen y Palabra. La entrada será libre y gratuita.

 

Inspirada y profética

    En su habitual columna en el programa televisivo “Claves para un mundo mejor”, que se emite los sábados por canal 9, Mons. Aguer explicó cómo se gestó la encíclica. “Pablo VI -sostuvo- recibió el dictamen de una comisión convocada al efecto, y que por mayoría decía que la Iglesia podía admitir como moralmente lícitos esos métodos artificiales de regulación de la natalidad”.

     Agregó que “el papa reflexionó ampliamente, oró especialmente; y creo que le ha costado mucho esta encíclica, y en ella hay una especial inspiración del Espíritu Santo. Dice lo central en el número 14: Hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la Iglesia ha declarado muchas veces, la esterilización directa, perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer; queda además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación.

    Sostuvo, igualmente, que “lo que Pablo VI dice, a la luz de la antropología cristiana, es que el acto sexual tiene un doble significado inseparable, según la naturaleza: es unitivo, es decir, expresión física del amor; y procreativo, o sea, trasmite la vida. Fíjense que no solo la Iglesia Católica dice esto; pues Sigmund Freud, en su Introducción al psicoanálisis, enumera once perversiones, como él  las llama, y entre ellas menciona el onanismo, que es poner un impedimento para que del acto sexual no se siga la comunicación de la vida… Para Freud era una perversión, y nosotros decimos que es un pecado grave. Además, Pablo VI argumenta diciendo que hay actos que nunca pueden ser justificados por ninguna razón, que son objetivamente malos. Todo esto luego lo ha desarrollado Juan Pablo II, ampliamente, en la encíclica Veritatis Splendor, en los números 80 al 82, que especialmente tratan sobre esto de que existen actos que son intrínsecamente malos, y que ni la intención subjetiva ni las circunstancias pueden justificar”.

     Dijo, seguidamente, que “este 50° aniversario de la Humanae Vitae es importante porque esta encíclica no fue bien recibida aun por muchos ámbitos de la Iglesia. Obispos, teólogos y sacerdotes no quisieron aceptarla e hicieron como que no existiera. A pesar de eso, la Iglesia sostuvo siempre esta doctrina, porque viene de mucho antes. Ahí comenzó a derrumbarse el fundamento de la teología moral, y lo que ocurrió es que mucha gente se confundió. Obispos, teólogos, y sacerdotes confundieron a muchísimos fieles sobre este punto; y ahora todavía circula la confusión porque se piensa que la Iglesia puede cambiar esta doctrina. Pero la Iglesia no puede hacerlo porque si la Iglesia cambiara esta doctrina se destruiría a sí misma… Es verdad que las costumbres han cambiado pero esta encíclica es la doctrina de la Iglesia. Y esto es algo central para aquel católico que quiere vivir de acuerdo con la Ley de Dios”.

 

Invitación a manifestaciones contra el aborto

    Finalmente, invitó a los fieles a seguir participando de las diferentes manifestaciones contra el aborto, y a favor de las dos vidas. Convocó, al respecto, para el sábado “4 de agosto, a las 16, en el Obelisco, donde habrá una concentración y manifestación de nuestros hermanos evangélicos. Nosotros tenemos que sumarnos a esa concentración porque ellos tienen muy claro esto, y lo han dicho con mucha claridad y valentía; incluso con más claridad que algunos ambientes católicos. Por eso, el sábado próximo vamos con los evangélicos, desde el Obelisco al Congreso, para decir no al aborto”.

8 comentarios
  1. Aintzane says

    Me encanta la claridad y contundencia sobre la Humanae Vitae y al mismo tiempo la apertura sobre los evangélicos, algo que los mismos evangélicos tendrían que aprender

  2. Aintzane says

    Bendito sea usted, Mons Aguer, en España el silencio es sepulcral. Dónde está usted, Mons Blázquez?

    1. adoracionyliberacion says

      En España, ni están, ni se les espera, desgraciadamente

  3. C M Y says

    Demos gracias al Señor por tener pastores como Mons. Aguer fieles a Cristo y a la Verdad, pero por desgracia aquí en España no abundan. Oremos para que el Señor nos de Santos sacerdotes.

    1. adoracionyliberacion says

      Así es. Oremos!!!

  4. Echenique says

    En España se ha pronunciado favorablemente el de Bilbao, Iceta, y creo que el de San Sebastián, Munilla.

    1. adoracionyliberacion says

      España tiene un Episcopado vergonzoso

  5. Echenique says

    Humanae Vitae 14. Queda además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación [16].

    Tampoco se pueden invocar como razones válidas, para justificar los actos conyugales intencionalmente infecundos, el mal menor o el hecho de que tales actos constituirían un todo con los actos fecundos anteriores o que seguirán después y que por tanto compartirían la única e idéntica bondad moral. En verdad, si es lícito alguna vez tolerar un mal moral menor a fin de evitar un mal mayor o de promover un bien más grande [17], no es lícito, ni aun por razones gravísimas, hacer el mal para conseguir el bien [18], es decir, hacer objeto de un acto positivo de voluntad lo que es intrínsecamente desordenado y por lo mismo indigno de la persona humana, aunque con ello se quisiese salvaguardar o promover el bien individual, familiar o social. Es por tanto un error pensar que un acto conyugal, hecho voluntariamente infecundo, y por esto intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el conjunto de una vida conyugal fecunda.

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